Un DRP es un documento donde se expresan pasos e instrucciones a seguir en caso de algún desastre o acontecimiento inesperado que impacte al negocio o su continuidad.
Este evento inesperado no tiene por qué ser únicamente un problema técnico, también puede ser un desastre natural o un error humano.
En este documento se deben incluir los pasos a dar ante los diferentes problemas que puedan originar la activación del plan de contingencia. Entre otros, podrían ser:
Corte de energía.
Cortes de sistema telefónico.
Incendio, inundación, terremoto, actos vandálicos o terroristas.
Deterioro físico de la infraestructura (como caída de un muro).
Otras causas que, por críticas o inesperadas, puedan suponer la detención del negocio (como un #ransomware o la rotura de un servidor)
¿Cuáles son las consecuencias de no disponer de un DRP?
Son varios los motivos y todos te afectarán al bolsillo. Desde unos pocos miles de euros hasta el cierre de tu negocio. Entre otros caben destacar:
Pérdidas de costes fijos: Es decir, los salarios de los empleados, alquileres, suministros, etc.
Pérdida de ingresos: Esto es de cajón. Si tu empresa está parada no produces. Si no produces, no facturas.
Pérdida por clientes perdidos: Si la duración de tu tiempo de recuperación es muy elevado, corres el riesgo de que tus clientes busquen otro proveedor.
Pérdida de reputación: Esta es una pérdida intangible e incuantificable pero, sin duda, también te afectará en mayor o menor medida a tu negocio.
Pérdidas por reposición o reparación: Todo aquello que se haya podido estropear o corromper habrá que reponerlo.
¿Qué pasos hay que tomar para implementar un DRP?
Antes de la redacción de este documento la compañía debe haber desarrollado un BCP o Plan de Continuidad de Negocio. Aquí es donde la directiva y el departamento de IT (o proveedor de IT) deben trabajar conjuntamente.
Esto permitirá distinguir sistemas críticos de aquellos que no son tan importantes y configurar los conceptos de RPO, RTO, WRT y MTD de forma correcta y, también, ajustarlos al presupuesto disponible:
RPO - Recovery Point Objective: Determina la cantidad máxima aceptable de pérdida de datos que la empresa se puede permitir. Es decir, el tiempo entre la última copia de seguridad y el momento del desastre.
RTO - Recovery Time Objective: Es el tiempo que pasa desde que el sistema se recupera y vuelve a estar en línea aunque aún no disponible. Como ejemplo: restaurar datos de una copia de seguridad.
WRT - Working Recovery Time: Por definición este sería el tiempo máximo que la empresa podría tolerar desde que termina el proceso de RTO hasta que todos los sistemas han sido testeados para correcta ejecución.
MDT - Maximum Tolerable Downtime: Sería la suma del RTO y el WRT. Es decir, el tiempo máximo que tu departamento de TI o tu proveedor tardan en tener los sistemas funcionales desde el momento del desastre.
En mi experiencia, es de vital importancia tanto disponer de un Plan de Continuidad de Negocio y un Plan de Recuperación de Desastres correctamente diseñado.
Aparte de eso mi consejo es realizar, por lo menos, una prueba anual de funcionamiento. Es decir, no sólo tenerlo pensado y escrito, también probar que somos capaces de recuperar los sistemas ante una situación de desastre.
Una vez realizados estos DRP, bien como simulacro o bien por contingencia real, se debe evaluar el resultado del mismo con objeto de proponer mejoras para la mejora de RTO y RPO.
Para una mayor tranquilidad tu empresa puede contar con DRaaS - Disaster Recovery como Servicio.
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